domingo, 10 de junio de 2007

4. La Cultura Las Ánimas (Período Medio 700 y 900 d.C.)

El Período Medio en el Norte Chico, tradicionalmente definido por la existencia de la Cultura Las Ánimas, presenta grandes variaciones entre la III y IV regiones. Esta época es un momento en que las poblaciones locales aumentan enormemente sus relaciones con culturas trasandinas (cultura La Aguada) de las provincias de Catamarca y La Rioja. La alfarería hallada en los pukaras de Puntilla Blanca y Quebrada Seca, como también las halladas en los sitios Tres Puentes, La Puerta, Llano de Los Pingos, Cabra Atada, Quebrada de Las Pinturas, Vega Redonda y los sitios Finca de Chañaral, Toledo y Piedra Colgada dan cuenta de estos contactos. Es probable que los movimientos de caravanas de llamas para el transporte e intercambio de productos a largas distancias ya sea una realidad, lo cual genera una integración mucho mayor de las poblaciones locales con el área central andina.


La Cultura Las Ánimas en la III región difiere de las manifestaciones de la IV en cuanto a que sólo en la primera se encuentran poblados con estructuras habitacionales (p. ej: Los Pingos y Cabra Atada) e incluso pukaras como Puntilla Blanca y Quebrada Seca, pero más al sur del Valle de Copiapó no hay evidencias de este tipo de asentamientos. Algo similar sucede con la presencia del Arte rupestre con pintura roja que encontramos en la zona. Por ejemplo en los sitios Finca de Chañaral y la Quebrada de las Pinturas, es posible apreciar figuras humanas, camélidos, aves, figuras geométricas y el personaje del “sacrificador”, figura emblemática de cultos religiosos andinos de la época, que representa a un ser antropomorfo con un hacha en una mano y una cabeza cortada en otra. Del mismo modo, sólo en ésta región se encuentran cementerios de túmulos (como el del sitio La Puerta al interior del valle de Copiapó), mientras que los tipos cerámicos también presentan cierta diferenciación regional. Las investigaciones de los últimos años en los ríos Pulido y Manflas, (desde 1984 a 2000) y del río Jorquera (desde 1997 a 1999); han determinado que en los valles transversales de Copiapó y Huasco, la Cultura Las Animas derivó en la denominada “Cultura Copiapó”, desarrollada mas tarde, y al mismo tiempo con la cultura Diaguita, que habría surgido a partir de las poblaciones Ánimas del Elqui hacia el sur.

Para este momento de la historia, la agricultura ya era una actividad constituida, al igual que el sedentarismo y lo más probable es que la ganadería también. En los sitios arqueológicos se ha encontrado evidencia del cultivo de poroto, zapallo y maíz, además de la recolección de frutos del algarrobo. La molienda de alimentos era una actividad importante en sus preparaciones culinarias, siendo frecuente encontrar manos de moler y morteros en sus asentamientos. A diferencia de los Molle, hay bastante explotación marítima de peces, locos, ostiones, lapas, erizos y jaibas, utilizando para ello anzuelos, arpones y desconchadores de piedra. La cacería de camélidos todavía se práctica y es probable que también halla ejemplares domésticos (llamas y/o alpacas).

Otro elemento a destacar en el Período Medio, son los utensilios para el consumo de alucinógenos como espátulas, cucharas de hueso, conchas de moluscos y tabletas de madera, que eran utilizados en sus ceremonias religiosas como modo de contacto con sus divinidades. Del mismo modo, la costumbre de enterrar partes de camélidos como ofrenda en sus sepulturas, era una constante que se relaciona a sus creencias sobrenaturales sobre el más allá.

En cuanto a la alfarería, las formas de vasijas más comunes son recipientes abiertos sin cuello, con su interior pintado negro y motivos geométricos pintados en el exterior. También eran diestros en el trabajo con metales, utilizando la plata y el cobre para la elaboración de aros y cintillos, así como la malaquita para fabricar collares.




Algunas vasijas cerámicas del Período Medio procedentes sitio La Puerta en el Valle de Copiapó.


Vasija tipo Ánimas de Copiapó.



Vasija tipo Ánimas de Vallenar


Collar de cuentas con figuras de animales y un instrumento probablemente relacionado a la molienda del sitio La Puerta.




Arte rupestre de la Finca de Chañaral y Quebrada de La Pinturas



Pukara de Puntilla Blanca en el Valle del Pulido, donde se aprecian fragmentos cerámicos y morteros.

domingo, 20 de mayo de 2007

3. Cultura El Molle, Período Agroalfarero Temprano (100 a. C. - 700 d.C.):


Al finalizar el período Arcaico, fueron introducidas algunas innovaciones desde el Área Andina Central (Perú y Bolivia), las cuales fueron tomadas por las poblaciones locales y adaptadas de acuerdo a sus necesidades. Dichas innovaciones corresponden a la domesticación de plantas y animales (agricultura y ganadería), además de la alfarería.

La Cultura El Molle es el grupo local que se desarrolla durante este período en Atacama, el cual ocupó una vasta extensión que va desde el río Salado por el norte, hasta el río Choapa por el sur. Se tiene información de que estaría presente inclusive en la falda oriental de los Andes, en Argentina (Provincia de San Juan). El Complejo El Molle comprende una buena parte de lo que hoy conocemos como las regiones de Atacama y Coquimbo, siendo los primeros grupos de la zona en incorporar la alfarería y la agricultura.

En el valle de Copiapó se ha identificado al Complejo El Molle como un grupo social sedentario, que vive en aldeas aglutinadas (p. ej: El Torín, Cabra Atada, Carrizalillo Chico) y que convive cerca de sus muertos, presentándose en gran cantidad lo que conocemos como túmulos funerarios, es decir, grandes tumbas constituidas por montículos de tierra y piedras de forma circular. Las tumbas se componen de una fosa cónica subterránea que alberga varios individuos cubiertos por piedras y esteras de madera, rodeados por ofrendas cerámicas, líticas y algunos objetos de metal.

En los cementerios es posible apreciar la existencia de una jerarquía social diferencial entre los individuos de la sociedad Molle, lo cual es observable a través de la cantidad y tipo de ofrendas fúnebres que acompañan al cuerpo del difunto, siendo esto reflejo de su estatus en vida. En la 3º región hay estructuras habitacionales asociadas a enterratorios, pero desde el Valle del Elqui al sur no existe el mismo tipo de sitios de aldeas ni tampoco túmulos funerarios como en Copiapó y Huasco.

Desde Huasco hacia el sur, se encuentran diversos grabados en la roca o “petroglifos”, los cuales son una manifestación visual de sus creencias religiosas y aspectos simbólicos de su cultura, que lamentablemente son muy difíciles de interpretar en la actualidad. En el Valle del Huasco y el norte del Elqui, se conoce el estilo de arte rupestre denominado “La Silla”, el cual representa camélidos, personajes humanos y un sinnúmero de otros motivos geométricos compuestos.


La domesticación es un proceso de transformación genética de especies silvestres por selección y manipulación humana, a partir del cual surge una nueva diversidad biológica que depende del ser humano para su reproducción en el tiempo. Todas las plantas cultivables y animales domésticos no existían como tales antes del ser humano, ya que este los transformó a partir de su antepasado salvaje.

La domesticación de plantas y animales es un proceso que en América se dio de modo independiente al resto del mundo (desde hace 6.000 años), produciendo una variedad de especies propias de este continente. Las principales plantas domésticas americanas son el maíz, la papa, el zapallo, los porotos, la quínoa, la coca y el ají para los Andes, mientras que las paltas, el tabaco, la mandioca, el tomate y también el maíz, para la zona caribeña y mesoamericana.

En cuanto a animales domésticos, los principales fueron la llama, la alpaca y el cuy para los Andes, mientras que el pavo fue para Mesoamérica.


En cuanto a las actividades de subsistencia, este grupo sigue practicando la recolección de frutos de chañar y de algarrobo entre otros, pero ello lo complementa con la actividad agrícola, que queda demostrada gracias al hallazgo de palas y azadones de piedra, utilizando además regadío artificial con acequias desde los ríos. Así fue posible obtener diversos tipos de curcubitáceas (calabazas y zapallo), maíz y quínoa. Otro tipo de actividades identificadas son el trabajo del cobre nativo a través del martillado, la caza de guanacos y posiblemente el comienzo de la ganadería de llamas.

La alfarería o cerámica Molle es monocroma (sin pintura), o con decoración incisa (grabada) en la pieza. Dentro de sus prácticas rituales se ha identificado el uso pipas de piedra en forma de T invertida para consumo de alucinógenos. Como distintivo grupal, el uso del tembetá como adorno labial y las orejeras, fue una práctica generalizada entre los Molle.

Las investigaciones orientadas a identificar la presencia Molle en la costa han sido muy escasas, incluso hoy en día existen muy pocas evidencias de productos marítimos en sitios del interior. Sólo en la zona de Illapel, Caleta Arrayán y Quebrada del Encanto se encuentran sitios costeros con ocupaciones cortas, pero muy reiteradas.



Algunos tipos de vasijas de la Cultura El Molle.


Petroglifos estilo Cerro La Silla, del sitio del mismo nombre.






Petroglifos estilo Cerro La Silla de Las Breas (Valle del Carmen)


Petroglifos estilo Cerro La Silla de la quebrada de La Totora (Valle del Tránsito)



jueves, 4 de enero de 2007


2. Período Arcaico (10.000 a.C – 100 a.C)

Paisaje costero de la región, importante hábitat de las poblaciones del arcaico.

Este período corresponde a la primera adaptación local de grupos cazadores recolectores a la especificidad de los ambientes del continente, luego del poblamiento inicial americano. El modo de vida predominante es la caza y recolección, en donde la subsistencia se orienta a la obtención de productos terrestres, que poco a poco va adaptándose al medio marítimo, con el fin de lograr un mejor aprovechamiento del medio. Los grupos de la época basaban su economía en la caza de animales, los cuales aún son reconocibles en nuestra fauna contemporánea (guanaco, zorro, huemul, pudú, aves, etc.), además de la recolección de frutos silvestres y consumo de productos marinos (de lo cual hoy en día existen vestigios en los denominados “conchales” de la costa). Con tales productos no sólo podían satisfacer su alimentación básica, sino que además les servían para vestirse, el intercambio, fabricación de utensilios, herramientas, medicinas e incluso sustancias mágicas. Como su existencia dependía tan fuertemente de aquellos bienes accesibles en el medioambiente, la gente de esa época debía moverse con sus familias a distintos lugares en el año para poder obtener lo necesario para su vida. Esto no significa que hayan vivido en la escasez; de hecho, luego de dedicarse un cierto tiempo a conseguir el alimento para algunos días, les quedaba mucho tiempo libre para dedicarse a otros placeres de la vida. De vez en cuando se juntaban con otros grupos, se reunían, se casaban, a veces se enemistaban, pero lo que primaba era la cohesión del grupo familiar.

Durante esta época, se produjo el gran desarrollo de la tecnología de trabajo de la piedra, con la cual se fabricaron sobre todo instrumentos de caza (puntas de lanza) y varios tipos de herramientas de trabajo (perforadores, punzones, raspadores, cuchillos, machacadores, cepillos de madera, etc.)

En este período, la costa fue de gran importancia para el ser humano, y su uso a través del tiempo tuvo 3 etapas:

- Utilización de los recursos litorales: que hace referencia a la obtención de los recursos inmediatamente cercanos a la costa (moluscos, crustáceos y peces de orilla).

- Utilización de los recursos marinos de profundidad: orientada al acceso de recursos marinos de profundidad con el uso del anzuelo.

- La navegación: en donde se tiene acceso a los recursos de alta mar gracias a la utilización de navegación.

Cultura Huentelauquén (Arcaico Temprano 9.000 a.C. – 4.000 a.C.)

Esta cultura corresponde a los primeros grupos humanos adaptados al medio marítimo después del paleoindio, los cuales se desplazarían desde la costa del Pacífico hasta la cordillera de los Andes, según la disponibilidad de recursos de caza en cada estación del año (transhumancia). En la costa de Atacama se habrían especializado en la caza de mamíferos terrestres, además de la obtención recursos marinos del área litoral como mariscos y pesca de peces con redes.

En términos materiales, lo que caracterizaría a esta cultura estaría dado por la presencia de artefactos de molienda, morteros y manos de moler, raspadores, raederas, hojas, litos geométricos y puntas de proyectil. La mayoría de sus sitios de habitación se han encontrado en la costa, abarcando desde Antofagasta por el norte, hasta Los Vilos por el sur. En la región, se ha encontrado presencia Huentelauquén en Pan de Azúcar, Obispo, Bahía Maldonado, Huasco, entre otros lugares.

La Cultura Huentelauquén creó unos inusuales objetos en piedra denominados “litos geométricos”. Tales objetos consisten en un bloque de piedra arenisca, tallado para darle forma de figuras geométricas perfectas de 3, 4, 5, 6 y hasta 22 lados sucesivamente. Estos triángulos, cuadriláteros, pentágonos, hexágonos, llegan incluso a cobrar forma de engranajes cuando superan los 10 lados. Hasta el día de hoy su uso es desconocido y no parecen haber funcionado como herramientas. Lo más probable es que se traten de objetos de uso religioso utilizados en los rituales de este grupo.

Cultura anzuelo de Concha (Arcaico Medio y Tardío 4.000 a.C. – 100 a.C.)

Hacia el 4.000 a.C. el planeta experimentó un fuerte calentamiento que hizo que el clima terrestre fuera mucho más seco de lo que es hoy (proceso de optimum climático). Para ese tiempo el desierto estaba ya constituido e incluso más árido que hoy. La necesidad por desarrollar nuevas formas de obtención de recursos, estimuló a los habitantes de la costa a crear nuevas tecnologías para ello. De este modo, surge más al norte (en Arica), la innovación tecnológica conocida como el anzuelo de concha, elaborado en choro zapato.

Esta tecnología es incorporada por las poblaciones locales de Atacama, logrando con ello capturar peces de mayor profundidad y así obtener un recurso antes menos accesible. Entre otras materialidades de esta época, podemos encontrar pesas de piedra para las redes de pesca, grandes puntas de proyectil, cuentas de collar, percutores, recipientes de piedra, grandes cuchillos líticos, entre otros artefactos. Los yacimientos más conocidos en la costa de Atacama son: Chañaral de Aceituno, Puerto Guacolda, Bahía Carrizal, Bahía Maldonado, Puerto de Caldera y Pan de Azúcar.


Anzuelo de concha y puntas de proyectil del período Arcaico Medio y Tardío.



Petroglifos con representación de peces en el sitio Las Lizas, cerca de playa Obispo.

1. Período Paleoindio (12.000 a.C. – 10.000)

Todo comienza con la llegada del ser humano al continente americano a partir de sucesivas oleadas provenientes de Asia que cruzaron por el estrecho de Bering hacia Norteamérica. Dicha época corresponde al último episodio de la Era Glaciar, en una época en que la temperatura terrestre era más baja, la tierra estaba cubierta de hielo y habitaban en ella animales hoy en día extintos como el mastodonte, el milodon, el caballo americano, entre otros.

En esos tiempos, el ser humano subsistía principalmente de la cacería de aquellos grandes animales, los cuales con el tiempo se extinguieron. A finales de este período comienza un proceso de calentamiento global que derrite los glaciares, aumenta el nivel del mar y gradualmente cambia toda la apariencia del paisaje. Nuestra región todavía no era desértica y grandes lagos, praderas, bosques y animales la poblaban; sin embargo, poco a poco la lluvia cedería y el desierto iría haciendo su aparición, hasta llegar al paisaje actual.



Quereo, Tagua – Tagua y Monte Verde, (IV, VI y X regiones), son algunos de los sitios más conocidos de este período para Chile, dejando un desafío en las investigaciones arqueológicas de la III región para encontrarlos.








Caballo americano, mastodonte, paleolama (antepasado del guanaco) y milodón.

¿Qué sucedió en Copiapó?: Rescatando y educando sobre la historia prehispana de Atacama


La Región de Atacama posee una rica historia que se remonta a miles de años atrás en el tiempo, evidenciando una gran variedad de grupos humanos y culturas que forman parte de nuestra herencia y son la base de nuestro modo de vida presente.

La arqueología, es la disciplina que nos permite conocer como vivían nuestros antepasados, gracias a los restos materiales que hasta hoy se conservan de ellos. Como no hay registros escritos de los primeros habitantes de Atacama, las investigaciones realizadas a través de los restos de sus viviendas, cementerios, arte rupestre y talleres entre otros, nos permite conocer de su vida cotidiana, lugares sagrados, organización social y política, relaciones integrupales y movilidad, así como muchos otros aspectos muy interesantes sobre las sociedades humanas del pasado. Gracias a los estudios arqueológicos realizados en la región, los más de 10.000 años de esta historia prehispánica se pueden dividir en los siguientes períodos:

1. Período Paleoindio (12.000 a.C. – 10.000):

2. Período Arcaico (10.000 a.C – 100 a.C):

- Cultura Huentelauquén (Arcaico Temprano 9.000 a.C. – 4.000 a.C.)

- Cultura anzuelo de Concha (Arcaico Medio y Tardío 4.000 a.C. – 100 a.C.)

3. Cultura El Molle, Período Agroalfarero Temprano (100 a. C. - 700 d.C.):

4. La Cultura Las Ánimas (Período Medio 700 y 900 d.C.)

5. La Cultura Copiapó (Período Intermedio Tardío, desde el 1.000 en adelante)

6. Los Diaguitas e Incas (aprox. 1400 hasta la llegada del español)

7. La invasión española y la desaparición de las sociedades indígenas (1536 en adelante)